lunes, 28 de enero de 2013

Mito de la caverna: ¿nos tomamos la pastilla roja?

La semana pasada colgué un vídeo explicativo del mito de la caverna con un título que me retrotrajo inmediatamente a reflexionar más profundamente sobre las analogías entre Matrix y este famoso mito. Puestos en faena, aproveché que el Pisuerga pasa por Valladolid y elaboré un escrito para la asignatura de Filosofía que a continuación reproduzco: El mito de la caverna es una explicación alegórica que aparece en el séptimo libro de La República y que se refiere a la situación del ser humano frente al conocimiento. Nos habla de la existencia de dos mundos, el mundo sensible, conocido a través de los sentidos, y el mundo de las ideas, sólo alcanzable mediante la razón. Y para explicarlo utiliza un mito que empieza describiendo como unos hombres permanecen encadenados en el interior de una caverna desde su nacimiento de forma que únicamente podían mirar hacia la pared de la misma. Tras la pared hay un pasillo y una hoguera y por el pasillo pasean unos hombres con unas figuras con formas humanas y de animales que los sobrepasan. Al no tener otro conocimiento, los presos creen que esas sombras que ven son objetos reales. Cuando un prisionero consigue salir al exterior pasa un tiempo hasta que se adapta. Aún así, acaba viendo la realidad de las cosas y vuelve al interior de la caverna para avisar a sus compañeros de lo que ha visto y ayudarles para que ellos salgan a verlo también. Pero los presos, acostumbrados desde la infancia a su realidad, se lo toman a broma e incluso le amenazan con matarlo si los liberan. Miles de reflexiones se han llevado a cabo respecto a este mito y el paralelismo con multitud de aspectos de la actualidad es evidente, con lo que puede dar mucho de sí todavía, pero yo voy a permitirme la licencia de constatar la semejanza evidente con una película de culto como es Matrix y situar ahí mi humilde reflexión. En este delicioso filme, Neo, interpretado por Keanu Reeves, es ese preso que, encadenado en su caverna, no conoce la realidad. Morfeo le insta a tomar una pastilla roja con la que conocerá la realidad y éste, al hacerlo, después de mucho sufrimiento, se sobrecoge al observar que todo lo que conocía eran sombras, que la realidad distaba mucho de la apariencia que conocía. En ese momento le dan la opción de tomar la pastilla azul para volver a su plácida situación inicial, igual que en el mito Platón nos habla de cómo la tentación de no enfrentarse a la realidad siempre existirá. Pero Neo lo rechaza, como debe rechazarlo cualquier filósofo que se precie. Discurren muchas aventuras y desventuras que podríamos asociar al proceso educativo que supone el conocimiento del mundo de las Ideas. En ese proceso aparecen potentes enemigos como el agente Smith, enviado de las máquinas para mantener la ilusión de realidad en los humanos, para que de esta forma puedan aprovecharse de su energía para su supervivencia. Este pasaje podríamos asociarlo a todos aquellos protectores del poder establecido, a todos aquellos enemigos de la verdad que poseen intereses espurios en el no esclarecimiento de la misma; todas aquellas personas que no ayudan al ser humano en su objetivo máximo en la vida. Al final de la película, Neo, el reo desencadenado que sale de la caverna, se enfrenta a sus enemigos y se convierte en el elegido que se responsabilizará en guiar a la humanidad hacia el conocimiento. Tal cual nos dice Platón en su mito cuando nos habla de la responsabilidad del conocedor de la verdad respecto a sus congéneres. Una película fantástica, que a mi modo de ver, se convierte en un mito de la caverna moderno, en el que las analogías con los perjuicios derivados del no conocimiento de la verdad, se convierten en el elemento central de ambas historias.

lunes, 7 de enero de 2013

Homero y Hesiodo: dos miradas de una misma realidad.

En Homero encontramos una radiografía de la sociedad arcaica desde arriba (reyes y aristocracia). En Hesiodo esa misma radiografía es desde abajo, los campesinos que sufren los abusos de poder, las inclemencia del tiempo o la injustica imperante.
La lucha de los personajes de Homero, guerreros o aventureros, se transforma en Hesiodo en la lucha diaria del labrador con la tierra, en la gesta del campesino que forma parte de una sociedad que necesita del trabajo para vivir.
En ambas obras se parte de un entramado mítico para desarrollar la historia y mientras que en Los trabajos y los días, encontramos una especie de calendario agrícola y  una serie de consejos sobre la forma de cultivar la tierra mejorando su aprovechamiento, en  La Odisea hay algunos pasajes en los que está presente la vida campesina, aunque no es el cuerpo fundamental de la obra.
Destaca, por ejemplo, en la página 185-186 de la traducción de Segalá y Estalella, la vida de los cíclopes, en la que Odiseo describe de forma negativa el tipo de existencia confiada y altiva de estos seres, que “confiados en los dioses inmortales, no plantan árboles, ni labran los campos, sino que todo les nace sin semilla y sin arada  […] y se lo hace crecer la lluvia enviada por Zeus” o en “no se ven ella ni rebaños ni labradíos, sino que el terreno está siempre sin sembrar y sin arar”. También en la página 269 el porquerizo Eumeo se apresta a la labor ciñéndose el cinturón como hace en Los trabajos y los días el que se dispone a emprender un viaje. En este mismo pasaje, ya en la página 270, Eumeo explica que cría a los cerdos para Odiseo, pero se los comen los  pretendientes de Penélope:  “Y yo guardo y protejo estas marranas y separando siempre el mejor de los puercos, se lo envío también”. Explica también como en Ítaca, Odiseo tiene una hacienda cuantiosísima, pensándose que habla con un viajero y es Odiseo transformado por Atenea.
Ambos poema escritos en hexámetros, pese a pertenecer a temáticas diferenciadas, se ven unidos por un contenido didáctico propio de la poesía épica griega, así como por un contenido moral lleno de enseñanzas ensalzándose en ambos el trabajo frente a la vagancia: “Tanto hombres como dioses odian a los holgazanes, que parecen zánganos en una colmena” o “No dejes nada para el día siguiente, ni para el otro día, porque el trabajo diferido no llena el granero”.
La familia, la dirección del hogar o la navegación serán otras temáticas tratadas por ambas obras que nos acercan, desde dos puntos de vista distintos, a una sociedad que daba los primeros pasos para convertirse en la cuna de nuestra civilización.[“