lunes, 7 de enero de 2013

Homero y Hesiodo: dos miradas de una misma realidad.

En Homero encontramos una radiografía de la sociedad arcaica desde arriba (reyes y aristocracia). En Hesiodo esa misma radiografía es desde abajo, los campesinos que sufren los abusos de poder, las inclemencia del tiempo o la injustica imperante.
La lucha de los personajes de Homero, guerreros o aventureros, se transforma en Hesiodo en la lucha diaria del labrador con la tierra, en la gesta del campesino que forma parte de una sociedad que necesita del trabajo para vivir.
En ambas obras se parte de un entramado mítico para desarrollar la historia y mientras que en Los trabajos y los días, encontramos una especie de calendario agrícola y  una serie de consejos sobre la forma de cultivar la tierra mejorando su aprovechamiento, en  La Odisea hay algunos pasajes en los que está presente la vida campesina, aunque no es el cuerpo fundamental de la obra.
Destaca, por ejemplo, en la página 185-186 de la traducción de Segalá y Estalella, la vida de los cíclopes, en la que Odiseo describe de forma negativa el tipo de existencia confiada y altiva de estos seres, que “confiados en los dioses inmortales, no plantan árboles, ni labran los campos, sino que todo les nace sin semilla y sin arada  […] y se lo hace crecer la lluvia enviada por Zeus” o en “no se ven ella ni rebaños ni labradíos, sino que el terreno está siempre sin sembrar y sin arar”. También en la página 269 el porquerizo Eumeo se apresta a la labor ciñéndose el cinturón como hace en Los trabajos y los días el que se dispone a emprender un viaje. En este mismo pasaje, ya en la página 270, Eumeo explica que cría a los cerdos para Odiseo, pero se los comen los  pretendientes de Penélope:  “Y yo guardo y protejo estas marranas y separando siempre el mejor de los puercos, se lo envío también”. Explica también como en Ítaca, Odiseo tiene una hacienda cuantiosísima, pensándose que habla con un viajero y es Odiseo transformado por Atenea.
Ambos poema escritos en hexámetros, pese a pertenecer a temáticas diferenciadas, se ven unidos por un contenido didáctico propio de la poesía épica griega, así como por un contenido moral lleno de enseñanzas ensalzándose en ambos el trabajo frente a la vagancia: “Tanto hombres como dioses odian a los holgazanes, que parecen zánganos en una colmena” o “No dejes nada para el día siguiente, ni para el otro día, porque el trabajo diferido no llena el granero”.
La familia, la dirección del hogar o la navegación serán otras temáticas tratadas por ambas obras que nos acercan, desde dos puntos de vista distintos, a una sociedad que daba los primeros pasos para convertirse en la cuna de nuestra civilización.[“

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